Difusión de la información, prevención comunitaria y construcción adecuada son las grandes lecciones de este lamentable evento
Este 16 de abril de 2017, se cumple un año del terremoto de magnitud 7.8 en la escala Richter que afectó las costas de Manabí y a todo el Ecuador. Con el tiempo,el impacto de este evento natural se ha convertido en lecciones para las autoridades del país y todos los ecuatorianos. Luke Bowman, catedrático de la Escuela de Geología e Ingeniería de la Universidad Yachay Tech, sostiene que en este aniversario hay tres puntos importantes que tratar: difusión de la información, construcción, y prevención.
Luke tiene experiencia en trabajo comunitario en prevención y manejo abierto de la información, pero también es experto en la percepción y reducción de riesgo de desastres y volcanes, más concretamente en el movimiento de masa superficial de los volcanes: lahares. Aunque el objetivo nunca es causar pánico, el silencio es en ocasiones un instrumento de pánico y excesiva calma al mismo tiempo: un arma de doble filo. Es por esto que para Luke, lo más importante es trabajar directamente con la comunidad.
“Es importante que las personas sepan que viven en una zona de alto riesgo”, no es necesario crear pánico o alarma pero es importante que ellos tengan la capacidad de crear sus propios mecanismos de protección en casos de emergencias. En este sentido resalta un proyecto actualmente manejado por el proyecto STREVA y IGEPN: recoger la memoria oral de quienes vivieron el terremoto del año pasado para que funja de registro e instrumento de prevención para quienes no pueden recordar estos desastres. Entre risas Luke señala, “es mejor que les hable alguien de una comunidad cercana a que venga el gringo a decirles cómo prevenir”. Para él, es fundamental promover que los conocimientos comunitarios adquiridos por experiencias como estas se reproduzcan y compartan. En ese sentido, las lecciones que se aprendieron en Manabí, aunque dolorosas pueden ser útiles para construir una cultura de preparación y conciencia de que la normalidad en Ecuador es esta.
Parte de esa conciencia se debe evidenciar en la construcción. Luke señala otro estudio de IGEPN que analizó la construcción de la zona, resaltó la tendencia a construir los segundos pisos con mayor desplazamiento que los primeros para tener un techo sobre las puertas de entrada y las aceras. Esta tendencia, bastante generalizada, contribuyó significativamente al debilitamiento de las estructuras, y debe ser rediseñada o abandonada en la reconstrucción. Resalta que las estructuras sismo resistentes son caras y complejas y que en Manabí y Esmeraldas, y según el Comité de Reconstrucción y Reactivación Productiva y del Empleo, aún hay alrededor de 20 refugios en operación y que deberán ser cerrados para la tercera semana de mayo, para él una tarea muy compleja.
La reconstrucción es una etapa fundamental para futuras prevenciones. En este sentido Luke también señala un estudio de la Universidad de Burnel en Londres, Reino Unido, que establece la tendencia histórica de la fallas por la costa del Ecuador debido a la subducción de la Placa Nazca bajo la Placa de Sudamérica. Han habido 5 terremotos grandes por la costa en los últimos 110 años, así entre cada 15 y 30 años, es común tener un terremoto de gran magnitud como el año pasado. Hace un año, Ares Rosakis, Consejero Delegado de la Comisión Gestora de la Universidad Yachay Tech, señaló que en 1906, un terremoto de magnitud 8.3 (que fue reportado de hasta 8.8 grados según algunas fuentes), ocurrió en la zona de interface de subducción a 90km al noreste del evento del 16 de Abril de 2016, y la ruptura ocurrió en una longitud de aproximadamente 400 a 500 km, este fue uno de los eventos de mayor magnitud, Todos los eventos posteriores, de 1942, 1958, 1979, 1998 tienen su epicentro dentro de la zona de ruptura del mega evento de 1906. Además, estos terremotos van en ascenso hacia el noroeste de Ecuador y suroeste de Colombia. Según la tendencia histórica, y los resultados de investigaciones y la aplicación de nuevos modelos, se espera definir con mayor detalle el próximo segmento de la falla que provocará el próximo terremoto–aunque es muy importante recordar que terremotos son impredecibles. Tomando eso en cuenta, la prevención y la crecimiento hacia una cultura de conciencia de amenazas naturales es clave. El objetivo de tener clara esta tendencia no es causar pánico, sino normalizar la prevención y la protección comunitaria ante desastres naturales. El objetivo de hablar esto abiertamente es comprender qué se ha hecho correctamente y que no en materia de prevención y mitigación de desastres naturales.
Como dato aislado, Luke también explica el desplazamiento geográfico que se produjo a partir del terremoto. Sabe que es un hecho regional que afecta sólo a una parte de Ecuador y que no es extraordinario. Las placas se presionan mucho, una contiene a la otra que empuja constantemente hacia abajo, por esto cada año tenemos un desplazamiento. Cuando un terremoto sucede la energía y presión contenida en ese empujar y resistir constante, se libera, y por lo tanto, el desplazamiento ocurre mientras la zona cerca de la ruptura se relaje a su estado normal. Es así que ahora vemos uno de casi un metro debido al terremoto del año pasado–un fenómeno interesante pero completemente normal en términos geológicos, y que afectó sólo ciertas áreas del país.
El terremoto del 16 de abril no es una primera vez para el Ecuador, pero puede ser una última vez. Los sismos y actividad volcánica, riesgos naturales en general, son una constante en nuestro país, ocurrirán siempre. Lo que puede cambiar es nuestra preparación para enfrentarlos sin tener que lamentar la pérdida de cientos de vidas y la ciencia está para eso, para darnos la información pertinente para salvar vidas. Eso es lo que Luke espera conseguir con el Centro de Investigación de Riesgos Naturales e Innovación, una institución que tiene el principal objetivo de conectar los esfuerzos de otras instituciones que investigan riesgos naturales en el país para que las personas ecuatorianas expuestas a estos riesgos conozcan la forma de mantenerse a salvo cuando sucedan.