La respuesta es simple. Todos tienen una historia de biotecnología detrás.
La biotecnología no es solo el futuro. Es el presente. O al menos así lo piensa Spiros Agathos, Decano de la Escuela de Ciencias de la Vida y Biotecnología. “Es probablemente una de las pocas tecnologías completamente limpias con las que puedes lograr el doble propósito de disminuir la polución e invertir la acumulación de gases de efecto invernadero, mientras desarrollas importantes productos y procesos sin utilizar combustibles fósiles”.
Además de trabajar como decano en Yachay Tech, Spiros Agathos lidera a un grupo de científicos en el Laboratorio de Biotecnología de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Su trabajo se enfoca en una variedad de temas que van desde biorremediación con encimas y micro algas, hasta la producción de fármacos y vacunas utilizando procesos de biotecnología animal. El laboratorio está conformado por biorreactores, equipos de última tecnología, centrifugadoras, tuberías, filtros, entre otros; todos, instrumentos útiles para que los ingenieros trabajen en la transición de tecnología producida desde los laboratorios hacia la industria. El trabajo desarrollado en este lugar ayuda para que la ciencia sea accesibles para todo el mundo. “La biotecnología ambiental, especialmente la ingeniería bioquímica o biológica tienen en común el biorreactor”, explica. “Aquí probamos el principio científico en su paso a convertirse en un proceso real para la industria”.
Este laboratorio es reconocido por utilizar células de insectos para crear proteínas en terapias o posibles vacunas. Décadas atrás, la creación de la vacuna común para tratar enfermedades como la viruela era considerada completamente innovadora. Contenía un virus inactivo -con agentes similares a los encontrados en enfermedades -, que se introducía en el cuerpo para estimular el sistema inmunológico. Un procedimiento que fue considerado como tecnología de vanguardia. Hoy en día este tipo de vacunas llegan a ser cuestionadas y nos encontramos en otro momento de cambio en innovación que da paso a nuevas alternativas como las proteínas de azúcar ingerida o partículas similares a un virus generadas por biotecnología de célula animal.
Una de las funciones de la biotecnología animal (cultivación de células animales en recipientes controlados – biorreactores), es producir vacunas sintéticas contra la gripe común. Actualmente el equipo de Spiros Agathos trabaja en el desarrollo de un medio, libre de suero, para ser utilizado en nuevos modelos de vacunas. “Nos aseguramos de que el medio nutricional para cultivar células esté libre de suero animal, lo que quiere decir que los compuestos vienen de plantas con procesos muy limpios”.
Por medio de la biotecnología se crean modelos de vacunas libres de suero animal o humano para evitar posibles agentes contaminantes. “La idea como biotecnólogos es que seamos un importante puente entre lo que hacen los biólogos en el laboratorio y lo que puede producir la industria farmacéutica a gran escala”, explica.
La biotecnología se ha convertido en esencial para el desarrollo de plataformas de producción de fármacos u otros productos como cosméticos, además de ser un importante aliado en la innovación de la industria alimentaria. Con la biotecnología se puede producir multivitamínicos, crear plantas más productivas y resistentes a plagas para la agricultura. La biotecnología sintética es una importante herramienta en la disminución de compuestos de toxicidad, mientras que con la biotecnología ambiental se trabaja en la remediación de químicos tóxicos. Incluso las enzimas que se utilizan para dar a nuestros jeans favoritos ese aspecto desgastado se obtiene por medio de procesos biotecnológicos, cultivando pequeños hongos en los biorreactores.
Con la biotecnología se puede obtener biofósiles como etanol y butanol de los residuos de biomasa en lugar de utilizar petróleo y sus refinerías. Gracias a procedimientos biotecnológicos aplicados a los residuos de trigo (paja) después de su cosecha se obtiene un tipo particular de etanol. Al descomponer con enzimas, la celulosa o hemicelulosa de los residuos de biomasa en azúcares (glucosa y xilosa), se obtiene una especie de sirope que al pasar por un proceso de fermentación se transforma en biocombustible.
Esta tecnología se utiliza en países como Brasil donde durante los últimos 20 años la producción de biocombustibles forma una parte importante de su actividad económica. En Norte América, el bioetanol se obtiene de la cosecha del maíz, mientras que en lugares como Rusia y Escandinavia la biomasa de madera se transforma en etanol de celulosa con procesos biotecnológicos. Gases como el hidrógeno y metano se utilizan en países como Bélgica, Finlandia y Noruega a manera de combustible para autobuses. Y en Suecia hasta 2015 los combustibles reusables comprendían dos tercios del consumo total de combustible en los buses de transporte público.
“Podemos dar un paso adicional y utilizar microorganismos especiales para producir etanol como combustible eficiente”, explica Agathos. “Con la biotecnología aprovechamos lo que es actualmente un problema de acumulación de residuos y lo transforma en combustible limpio”. La biorremediación de residuos sólidos municipales contribuirá a una tecnología mucho más limpia gracias a un enfoque más ecológico.
Existen diferentes ramas en biotecnología, todo depende de su aplicación pero todas utilizan los mismos principios. “Puedes manipular células, estudiar su metabolismo y ponerlos en el biorreactor o fotobiorreactor. Puedes utilizar la biotecnología para limpiar la tierra y cuantitativa y cualitativamente mejorar sus condiciones”, explica. Una manera fascinante de dar prácticas soluciones gracias a la ciencia y la tecnología.